sábado, 26 de octubre de 2019

Las entrañas de 'La Casa de Papel'


La Casa de Papel es un fenómeno mundial que mueve a millones de personas aunque sean de culturas distintas. Es la serie no hablada en inglés más vista en Netflix. Sus cifras son de vértigo, lo supera todo. Y esta vez no iba a ser distinto. 
Sara Solomando y Javier Gómez, documentalista y guionista jefe, respectivamente, llegaron a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga para hablar de la producción. Sala abarrotada. Gente sentada en las escaleras. Ni un asiento libre. Toda la atención puesta en ellos.

La serie es original de Atresmedia y Netflix compró los derechos más tarde. Sara Solomando explicó que inicialmente estaban previstos 18 capítulos —en las dos primeras temporadas—, pero se quedaron en 15. El primero tuvo cuatro millones de espectadores, pero la cifra bajó hasta los 1,9 o 2 millones. Antena 3 decidió que debían acabar. 

Javier Gómez confesó que le dio "pena porque tenía la sensación de que la serie se merecía más". La serie tenía un final cerrado. No sabían que iba a seguir. "Como ya sabíamos que se terminaba, matamos a Berlín y yo creo que no lo hubiésemos hecho de haber sabido que seguíamos", declaró.

Al publicar Netflix la serie, empezaron a llegar muchos mensajes. Los brasileños llevaban el mono y la careta de Dalí en el carnaval. "Incluso la gente se tatuó la cara de Úrsula Corberó y de Álvaro Morte en el glúteo", bromeó Solomando. "Allí es cuando Netflix nos dijo que teníamos que hablar", prosiguió.

Les propusieron grabar otra temporada, pero no era fácil. Gómez explicó que les costó dos meses tomar esa decisión: "Queríamos evitar que nos pudieran decir 'lo habéis hecho por dinero' y que defraudase. La expectativa era tan alta que teníamos mucha presión y le dimos muchísimas vueltas. Me gustó mucho la primera idea que tuvimos del primer capítulo y fue tal cual es". También le dieron muchas vueltas a qué y cómo atracar y de qué manera podrían reintroducir a Berlín, porque "hay un importante ADN de él en la serie".

Es una serie distinta


"La Casa de Papel es un cómic, es un hipérbole constante", explicó Gómez. Los españoles tienen una cosa que les diferencia de la cultura anglosajona, que son las emociones. Ahí es donde dice que son buenos: "Nosotros no hacemos las persecuciones tan bien como ellos, y además nos aburre, pero la emoción sí".

"Nos hemos dado cuenta de que las secuencias de La Casa de Papel tienen normalmente dos tonos", señaló. Eso se ve en la relación de El Profesor y Raquel en las dos primeras temporadas, había tensión —thriller— y comedia romántica. Otro ejemplo que puso Javier Gómez fue la secuencia en la que Berlín viola a una rehén, que es un drama, pero acaba en humor gracias a Denver. "Es el tonto bueno, es buena persona y ves que está enamorado, pero no lo dice y eso es mucho más eficaz que decirlo de frente", declaró.

Otra de las características es que la banda es una familia. En eso se basó la promoción de la tercera temporada. Javier Gómez lo detalló: "Nosotros somos estructuras familiares emocionalmente, desarrollamos lazos familiares con nuestros amigos, tiene que ver con nuestra cultura. Tiene que ver con nuestra narrativa. La gente tiene mucho cariño a esta banda".

Documentación


Es de lo que se encarga Sara Solomando. Su trabajo consiste en verificar todos los datos y acercar la serie a la realidad lo máximo posible. También repasa los guiones para que concuerde y encaje todo, además de que tenga buena ortografía. 

Comentó la dificultad que tiene en recopilar los datos materiales. El primer ejemplo, el dinero que se fabrica en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El director le contestó "amablemente" que la información era confidencial. Recurrió a Google y tampoco había nada, solo reportajes. Contactó con los sindicatos de los trabajadores y consultó varias fuentes. Todas coincidían: unos 7,8 millones. En la serie se redondea a 8 millones.

Pero las casualidades existen. En la presentación de la serie en el festival de Burgos, se encontraron con el Director General de la Fábrica de allí. Hay dos sedes: una en Madrid y la otra en Burgos. "Esa cifra no es real", les advirtió. Solomando explicaba en la sala que se "quería morir en ese momento porque la había cagado". Once de la noche en Burgos con tres capítulos ya grabados en los que se da esa cifra. "Al final sacó el móvil, puso la calculadora y me dijo que esa cifra sí era real", narró.

También llama a los especialistas, como oftalmólogos y traumatólogos porque "los guionistas son terroríficos en lo que tiene que ver con la materia sanitaria, les encanta la sangre, las vísceras y cuanta más haya, mejor, se les ocurren unas cosas atroces". Puso el ejemplo de los cristales en los ojos de Palermo. Acude para ver las consecuencias, cómo se cae tras una explosión y cómo se pueden sacar. 

Añadió que siempre los médicos le recomiendan otras situaciones distintas con más impacto: "Pero piensa que si el disparo en vez de dárselo en el hombro, se lo das un poquito más allá, puede haber muchísima sangre y entonces hay que hacerle esto o se le puede mover este órgano, sacarlo".

Palermo


Palermo es un personaje parecido a Berlín porque al principio provoca rechazo, pero luego se le coge cariño. Aunque Berlín tenía más carisma desde el principio. Misóginos y hombres con carácter oscuro. "Un personaje así da mucho juego", según el guionista.

"A mí Palermo me cayó fatal", confesó Sara Solomando. El personaje causó mucho rechazo dentro de todo el equipo. Javier Gómez contó que eso supuso un "problemón gigante porque Palermo tiene mucho peso". Se empezaron a preguntar cómo podían conectar al espectador con el personaje.

Cogieron una secuencia que tenían pensada para el quinto capítulo y la metieron en el arranque del segundo. "Lo primero que conoces de Palermo es su genialidad en el final del primer capítulo, y luego el dolor, y metimos muchísimo más dolor del que teníamos previsto", señaló Gómez. Es el personaje que le va a poder reprochar todo a El Profesor. "La secuencia de apertura del capítulo 2 te emociona Palermo y, si te ha emocionado, le vas a empezar a disculpar", concluyó.

Curiosidades


Bella ciao. Los guionistas estaban bloqueados en la escena en la que Moscú picaba la placa de acero que había en el suelo para llegar a la tierra. No sacaron nada de la reunión después de muchas horas. Javier Gómez se fue a su casa. A la mañana siguiente quería animarse después del día anterior. Estaba desayunando y untándose las tostadas. Se puso el Bella ciao porque le anima, es especial para él y dice cosas en las que él cree. "En ese momento sentí una iluminación y pensé '¡Esta es la canción de la serie!', salí corriendo a la redacción y les expliqué que es una canción por la libertad, que son partisanos y que la serie es partisana", narró. Se aseguraron de que no tuviera derechos de autor. No los tenía.

Monos rojos y careta de Dalí. Solomando contó que eso estaba decidido por Alex Pina —el creador— y el director de fotografía desde el principio. Siguieron el patrón del mono amarillo de Vis a vis, algo representativo en un "ambiente asfixiante y de estar encerrado", pero de color rojo. En cuanto a las máscaras, se barajó entre la cara de Don Quijote y la de Dalí. "Se decantaron por Dalí porque le da un rollo más pop", sostuvo.

Nombres de ciudades. Javier Gómez dijo que fue casualidad cuando buscaban cómo llamarlos: "Alex llevaba una camiseta que ponía 'Tokyo'. Y empezamos a poner nombres de ciudades por criterios de personalidad, pero escogemos los nombres por la sonoridad de las ciudades. Moscú se llamó así porque era de izquierdas y Rusia es comunista".

Alicia Sierra, embarazada. La razón que dio el guionista fue porque era algo que lo diferenciaba de todos los personajes inspectores. "Un personaje que está en el octavo mes de embarazo, que fuma y tortura. ¿Has visto a alguna embarazada que tortura?", señaló.

Guion. Sara Solomando dijo que se hacen varias versiones de los guiones. El primer capítulo de la primera temporada tuvo 52; el primero de la tercera, 47. Javier Gómez contó una anécdota que le pasó con Alex Pina en Fuengirola, Málaga, la crisis más "gorda" de la serie. Habían cerrado el capítulo 6, estaban acabando el 7 y empezando el 8. El director de dirección les llamó porque estaba fuera de formato y era insostenible. "Hicimos un retroceso de dos meses de trabajo, nos tiró el capítulo 6, los siguientes y parte del 5", lamentó. Pero de esa situación pensaron en Arturo. Se les ocurrió empezar la temporada con él. El personaje más odiado entre los fans. Aunque un grupo de turcos hicieron una campaña a su favor, "We love Arturito".

Personalidad en los personajes. El guionista afirma que todos los personajes tienen un poco de él, cada uno de forma distinta. Los asistentes de la charla le relacionan con El Profesor por su forma de expresarse. Se parecen. Pero él confesó que su preferido es Arturito, aunque le guste mucho escribir a Nairobi y le encante escribir a Berlín. Sara Solomando comentó que su favorita es Nairobi y el público aplaudió, incluso pidieron que no la maten. Javier Gómez respondió con una anécdota: "Me han llegado a decir por Instagram: 'Cabrón, mátame a 3 Tokyo pero no mates a Nairobi, ojalá se te rompa el calentador cuando estés en la ducha'". 

Voz en off


Tokyo es la narradora de la historia. No fue la idea original. En un primer momento quisieron que fuera El Profesor. Les generaba rechazo porque "era un señor diciendo que es un genio". Gómez lo detalló: "Yo no quería saber nada sobre ese hombre. No era natural porque parecía el protagonista, empezar a articular la serie en torno a un genio, parece que tiene que ser el ganador". 

La segunda opción fue Moscú, un personaje más emocional, pero no lo suficiente. Y entonces pensaron en que la mirada fuera femenina. Apareció Tokyo como la voz de la serie. Compulsiva, una bomba de relojería.

"Las voces se trabajan mucho, es casi lo que más cuesta encontrar porque es el tono de la serie. Imaginaos La Casa de Papel narrada por Berlín, cambiaría absolutamente, tendría un cinismo muchísimo mayor", subrayó el guionista.

La teoría del bar


Javier Gómez les explicó a los asistentes qué es esta teoría que utiliza antes de llevar a cabo un proyecto. Contarles algo en un bar a tus amigos es el primer síntoma.

Pero si no eres capaz de decir una frase sin pedir que se callen, y que se callen, quizás lo estés contando mal. Tendrás que venderlo bien. "Si no eres capaz de contárselo a tres personas en un bar y que te atiendan, ¿por qué motivo se lo vas a contar a una audiencia potencial de cinco millones? No tiene sentido, sería un despropósito", declaró.

Escrito por Mar Bassa.

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