La espera de muchos ha acabado este viernes 19 con el estreno de la tercera parte de La Casa de Papel en Netflix. Después de dos años, esta serie ha vuelto por todo lo alto con muchas novedades, pero también momentos hacen recordar el famoso atraco de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
El primer punto importante que se debe destacar son los miembros de la banda, tanto los nuevos como los cambios en los que ya se conocían:
Tokio (Úrsula Corberó), “la bomba de relojería”, aparece como siempre, alocada y contando la historia a los espectadores. Una chica que puede hacer cualquier cosa si el corazón se lo dicta.
Río (Miguel Herrán), “el niño bueno”, en esta temporada no ofrece nada nuevo, es atrapado por la policía y su personaje no da para mucho más, aunque enamora a todos.
Denver (Jaime Lorente), “el padre del año”, aparece totalmente cambiado tras haber tenido al hijo de Mónica, mucho más cuidadoso con lo que hace y no olvida lo que le pasó a su padre en el atraco anterior.
Nairobi (Alba Flores), “la luchadora empoderada”, se muestra alegre y activa como siempre, pero en esta temporada es más pasional, como la madre de todos a la que nadie puede pisotear. El icono feminista que se necesita, siendo una de sus primeras frases: “Aquí, hasta el coño del patriarcado, hijo”.
Helsinki (Darko Peric), “el tipo duro enamorado”, da a conocer su personalidad como no lo había hecho antes al estar tan unido a Nairobi. En esta temporada muestra su corazón y enamora a los espectadores tanto como enamorado se muestra él.
El Profesor (Álvaro Morte) muestra una nueva faceta que no se veía posible, está enamorado, ya no trabaja solo y cambia mucho su personalidad, pero lo calcula todo al milímetro para que salga bien.
Lisboa (Itziar Ituño) y Estocolmo (Esther Acebo), Raquel y Mónica, son dos chicas que ya conocemos y aparecen para ser de la banda y mostrar una faceta mucho más dura de ellas. Ambas están ahí por amor y demuestran que están más que preparadas para actuar.
Los nuevos personajes, Palermo (Rodrigo de la Serna), Bogotá (Hovik Keuchkerian) y Marsella (Luka Peros). Aunque aparecen como protagonistas, sabemos poco de ellos. Palermo fue amigo de Berlín durante años y conocía los planes a la perfección, el nuevo líder de la banda y contacto con el Profesor. Bogotá y Marsella aparecen como necesarios para el atraco, pero no se desarrollan lo suficiente en los ocho capítulos, quizás en una cuarta parte den mucho juego. De Rodrigo de la Serna destaca la maravillosa interpretación que realiza y que ha encandilado a muchos fans de la serie al igual que hizo Berlín, ya que ambos personajes son muy parecidos, pero claramente diferentes.
En esta nueva entrega, el atraco se trata de algo más grande y difícil, el Banco de España. Este plan no pertenece a El Profesor, sino que se trata de una idea que Berlín estudió anteriormente. Solo entrar en él ya es un reto para los “Dalís”, que, gracias a la maniobra de distracción más ingeniosa del mundo, lanzar 140 millones de euros en el centro de Madrid, desarrollan el Aikido: “utilizar a tu favor la fuerza de tu enemigo”. Son los propios guardias civiles quienes les ayudan a entrar y, a partir de ahí, empieza la partida.
La preparación del robo se cuenta con las clases de El Profesor y con las explicaciones de Palermo y Berlín (Pedro Alonso) al mismo años antes. Una maravillosa narrativa que mezcla pasado y presente, dando protagonismo a un personaje apreciado como es Berlín, aunque ya no esté. Este montaje le da un dinamismo a la serie que no te centra en un solo momento y, sin embargo, comprendes el plan con todo detalle.
Otro punto importante se encuentra en cómo se muestra a la Policía y la organización ciudadana. Aparece la inspectora Sierra (Najwa Nimri) que muestra a una persona sin escrúpulos que solo pretende parar a la banda, pase lo que pase, y la torturadora de Río. Hay que destacar la gran actuación de Najwa, ese aire de “hija de puta” que le da a su personaje es único.
Se da una visión corrupta de los cuerpos de seguridad del Estado a punto de explotar si se revelan los secretos escondidos en el Banco Nacional, contra esto, los ciudadanos que se consideran la Resistencia gracias a los atracadores más conocidos del mundo. Una gran crítica social reflejada en la ficción ante la corrupción que se ve cada día en las democracias de la vida real.
Algo que no ha pasado desapercibido para los seguidores de la serie son los guiños a las primera y segunda partes. Un personaje recurrente es Arturito (Enrique Arce), el exdirector de la Casa de Moneda y Timbre, que aparece por lucrarse de haber sobrevivido al atraco anterior y se cuela en el nuevo golpe. Frases, gestos y personas que llevan a la nostalgia de las temporadas anteriores y no pasan desapercibidos.
Lo que ha quedado claro es que la tercera temporada se ha producido con cariño, para no decepcionar a los fans y dar algo nuevo a quienes lleguen ahora. Lejos de las expectativas de alargar innecesariamente una obra de arte como es La Casa de Papel, han coordinado perfectamente la historia para que sea creíble y emotiva. Con una cuarta temporada confirmada para 2020, el final de esta parte hace llorar, deja muchas dudas y prepara para “la guerra”. Queda un año de espera con muy buen sabor de boca.
Escrito por Rocío Gálvez.
Escrito por Rocío Gálvez.
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